Hay una forma muy particular de entender el lujo: vivirlo sin miedo. Usarlo hasta que se vuelva parte de ti. Bradley Cooper lo entiende. Y lo demuestra con un par de zapatillas Louis Vuitton tan gastadas que, en lugar de perder valor, ganaron carácter.
Sabemos que es fan de las Air Jordan. Tiene las ‘Taupe Haze’ y hasta las esquivas Travis Scott x AJ1 High OG. Pero lo que nos llamó la atención no fue su última adquisición, sino lo que ha hecho con ella. A principios de año sumó a su rotación las Louis Vuitton Beverly Hills y, tres meses después, no solo las sigue usando: las ha dejado irreconocibles.
Durante un paseo por Nueva York, el director de Maestro y A Star Is Born lució este modelo inspirado en los clásicos tenis de skate, confeccionado en piel de becerro, con el logotipo dorado de LV y una suela de caucho afelpado hecha en Italia. La silueta, por sà sola, habla de diseño y precisión. Pero lo que realmente dice algo es cómo las lleva.
El par que originalmente era negro ahora parece verde oscuro. La puntera está arrugada, la entresuela sucia y los cordones casi vencidos. Y sin embargo, hay algo profundamente atractivo en esa decadencia bien llevada. Como una chamarra de cuero que ha vivido historias.
No es la primera vez. Hace dos años, Cooper también deshizo unas Riccardo Tisci x Nike Air Force 1, otro par considerado santo grial por los sneakerheads. No por descuido. Por elección.
Usar algo hasta que hable de ti no es descuido: es dominio. Es saber que el verdadero lujo no está en conservar, sino en apropiarse. Porque cuando un objeto de deseo deja de parecer nuevo y empieza a parecer tuyo, ahà comienza el verdadero estilo.
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